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– 5.000 años antes de Cristo. Mesopotamia, Oriente Medio. Mientras tanto, el hombre sigue en la Edad de Piedra, sin grandes avances culturales. En un momento próximo al neolítico se descubre que mediante la extracción de carbonatos, fundiéndolos e insuflando oxígeno mediante soplado, y con un martilleo posterior, se obtienen el cobre. La utilización de dicho cobre y en etapas posteriores otros metales como el plomo, el estaño o la plata cambian el mundo para siempre. Se comienzan a fabricar arados y otros aparejos, con lo que el hombre se vuelve sedentario y comienza el comercio entre tribus. Se descubren las armas punzantes motivado por ello los asentamientos humanos se sitúan en zonas altas y lugares más fácilmente defendibles ante el riesgo que implican el resto de pueblos…

– Siglo IX después de Cristo. En plena edad media, tiene lugar la fiebre por la alquimia. Miles de personas se encuentran inmersas en la búsqueda de la piedra filosofal, que lo convertiría todo en oro y facilitaría el elixir de la inmortalidad. Simultáneamente, en la zona del lejano Oriente y más concretamente en China, descubren que mezclando una serie de componentes como son salitre, carbón, y azufre y sometiéndolo todo al efecto del fuego sucede una reacción exotérmica que genera potentes explosiones. Es el descubrimiento de la pólvora. En los siglos venideros su uso se desplazará por la ruta de la seda hacia el oeste, alcanzando la cultura árabe y europea. Poco tiempo después, la pólvora aparece en el campo de combate puesto que permite enviar proyectiles metálicos pesados a gran distancia y velocidad. Aparecen los grandes ejércitos de artillería e infantería, terribles batallas navales…y de nuevo el mundo cambia para siempre. Dicho descubrimiento será de gran ayuda en el descubrimiento de América y el control de los territorios y además permitirá posteriormente el desarrollo de la piratería en los mares del sur, con el daño que esto supuso para el Imperio Español que pronto empezará su decadencia…El mundo no ha vuelto a ser el mismo tras la aparición de las armas de fuego.

– Año 2020. La pandemia de la Covid-19 golpea el mundo. Ante nosotros, una enfermedad vírica de difícil prevención no conocida hasta ahora y ante la que no había vacuna desarrollada.  La actividad mundial se paraliza y las distintas economías se tambalean. Los organismos supranacionales como la Organización mundial de Salud pronto reconocen que el mejor método en la lucha contra la misma es la utilización de productos químicos desinfectantes y antisépticos basados en el alcohol y en otras materias primas obtenidas por procesos químicos complejos, como es el caso de los amonios cuaternarios. Estos productos químicos se han convertido en el mejor método de control de la enfermedad y a día de hoy forman parte del vocabulario de cualquier persona y se encuentran entre los productos de limpieza de cualquier hogar.

En la prehistoria lo llamaban magia, ante el desconocimiento o la falta de explicaciones de lo que sucedía ante sus ojos. En la edad media, era la alquimia, como método de investigación orientado a la obtención de riquezas o de la eterna juventud. Ya por fin en la edad moderna, a partir de los descubrimientos de Lavoisier, lo comenzaremos a llamar química, como un elemento básico de la ciencia que va a permitir reportar una gran cantidad de beneficios para la sociedad mundial, como es el caso del proceso químico del crackeo del petróleo o la fabricación de los productos farmacológicos, procesos que dan un giro de 180º al estilo de vida moderno.

Ya hablemos de un formato más místico, de uno experimental o en otro puramente científico, todos los periodos de la historia tienen entre otros factores comunes la presentación de la química como uno de los motores de la sociedad, así como un elemento clave en la mejora progresiva de la calidad de vida de las distintas civilizaciones.

Por todos estos motivos, desde Induquim, como industria química a la vanguardia del desarrollo, queremos unirnos a todos vosotros en la celebración del Día de la Química. Porque somos conscientes que siempre, pero ahora más que nunca, la química nos une.

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