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Limpiezas OPC en Industria Alimentaria; ¿Qué herramientas ponemos a tu disposición?

La limpieza y desinfección en industria alimentaria son un punto crítico del que depende la salud de los consumidores. La limpieza profesional a grandes rasgos se puede clasificar en dos tipos, las limpiezas OPC y las limpiezas por recirculación o CIP.

En este artículo vamos a hablar de las limpiezas de superficies abiertas u OPC (Open Plants Cleaning). La limpieza de superficies abiertas es la más común y en la que se emplea la mayor parte de tiempo y presupuesto. Son los procesos de limpieza de superficies de acceso directo sin necesidad de desmontaje previo, como puede ser una mesa, una pared, el suelo o una cinta transportadora.

Para la limpieza de estas superficies podemos disponer de dos grandes formas de ejecutarla, mediante medios manuales (diluyendo producto en cubos para el fregado del suelo y de las superficies disponiendo del esfuerzo de un trabajador) o mediante equipos que automaticen los procesos (máquinas fregadoras o principalmente equipos satélite para el baldeo de espuma).

La limpieza automatizada, siempre que los medios lo permiten, debe ser la elección. El principal motivo es el ahorro de tiempo, y por tanto de recursos, debido a que se pueden limpiar muchos más metros cuadrados por unidad de tiempo que de manera manual con una bayeta y fregona. Además de por dicho motivo, la automatización del proceso tiene otra gran virtud: la aplicación del producto químico mediante equipos de generación de espuma (satélites) automatiza la dosificación del producto, minimizando los riesgos de manipulación y la sobredosificación, pero sobre todo mejorando los resultados de limpieza y de desinfección. Ello se debe a que la espuma que generan estos equipos permite que el producto permanezca mucho más tiempo en contacto con las superficies que si lo aplicáramos manualmente, dado que el satélite hace una mezcla perfecta de químico, agua y aire comprimido. Al mejorar el tiempo de contacto, facilitamos que el efecto de saponificación de las grasas (limpieza/desengrasado) y sobre todo que el efecto desinfectante tenga lugar.

Hay que partir de la base de que los limpiadores desinfectantes están registrados en Sanidad bajo la premisa de que cumplen la norma UNE-EN 13697 que regula la eficacia bactericida y fungicida de los mismos. Dado que dicha norma indica que los tiempos para demostrar la eficacia son 5 minutos para bacterias y 15 para hongos, el hecho de disponer de una espuma que asegure la permanencia del producto para que contacte con las superficies dicho tiempo asegurando la desinfección, es clave.

En Induquim disponemos de una variada gama de productos desengrasantes desinfectantes espumantes que permitan su aplicación de forma tanto manual como por equipos de espuma. La gama se apoya en varios principios activos distintos, como hipoclorito sódico (nuestro IA-703C) o amonios cuaternarios (H-331) que permitan la alternancia de compuestos desinfectantes que ayuden así a evitar el desarrollo de resistencias bacterianas por abuso de un mismo desinfectante.

Además, también disponemos de potentes desengrasantes para aplicar tanto con agua fría como caliente que permiten realizar una limpieza y desinfección en dos pasos combinándola con desinfectantes terminales, para aquellas instalaciones con niveles extremos de grasa, cubriendo así todas las necesidades del cliente.

En Induquim, fieles a ofrecer nuestro servicio integral, diseñamos proyectos de automatización de procesos gracias a la colaboración con empresas líderes en el sector, desde simples equipos de rociado hasta grupos de presión o Booster asociados a satélites de media presión. Nuestro objetivo es que las instalaciones del cliente dispongan de los medios más adecuados para lograr una correcta limpieza y desinfección, asegurando así un adecuado mantenimiento de las instalaciones y ayudando a preservar la salud pública.

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